
Dormir es algo que hacemos de forma autómata, cuando llega una hora por la noche nos vamos a la cama, y hasta el día siguiente. Sin embargo, aunque no seamos conscientes, es el momento en el que el organismo realiza procesos vitales para la salud. ¿Qué ocurre cuando se duerme poco o mal? Además de levantarse cansado, estar irritado o arrastrar un buen dolor de cabeza todo el día, también se puede producir alteración en la producción de hormonas. A nosotras, menopáusicas, que ya las tenemos bastante alteradas.
Pues sí, la falta de sueño afecta a hormonas como la leptina o la insulina. Una regula el apetito, y la otra el metabolismo de los hidratos de carbono. Casi nada. Eso por no hablar del cortisol, la hormona del estrés que también nota la falta de sueño y de la hormona del crecimiento, esencial para la salud muscular. Es decir, que dormir mal, hace que los músculos se debiliten, pérdida de masa muscular, muy frecuente en la menopausia, y a su vez el metabolismo se ralentiza y acumula más grasa. Así es que si queremos mantenernos en forma, además de llevar una vida saludable y hacer ejercicio, tenemos que dormir bien, para dejar que las hormonas hagan su trabajo en condiciones.
Por qué dormir mal engorda
En primer lugar porque produce un mal funcionamiento hormonal. La falta de sueño aumenta los niveles de grelina, hormona que produce la sensación de hambre y estimula el consumo de alimentos, y disminuye los niveles de leptina, que suprime la sensación de hambre y produce la de saciedad. La consecuencia es un aumento del apetito y la necesidad de comer más.
Además, suele ocurrir que la ingesta de alimentos sea haga por impulsos, por antojos, debido a la alteración que se produce en el cerebro en las áreas relacionadas con la toma de decisiones y recompensas. Es difícil resistirse a atacar la despensa sobre todo si hay algo apetecible para comer.
El aumento de los niveles de cortisol, la hormona del estrés, hace que se acumule más grasa sobre todo en la zona abdominal. Algo que suele ocurrir de forma habitual durante la menopausia. Al dormir menos se disminuye la tasa metabólica basal, por lo que el propio cuerpo quema menos calorías en el tiempo de descanso.
También suele producirse una resistencia a la insulina, por lo que el organismo es menos eficiente en el uso de la glucosa para obtener energía. Aumentan los niveles de azúcar en la sangre y nuevamente aumenta la posibilidad de almacenar más grasa.
Otro factor que afecta es la fatiga. No dormir bien o lo suficiente es difícil hacer actividad física en condiciones. Sentirse cansado es toda una invitación a tener una vida sedentaria. En general la falta de sueño puede desajustar el ritmo circadiano, que regula los ciclos de sueño y la vigilia que afectan al metabilismo. El desajuste puede alterar el equilibrio hormonal y favorece el aumento de peso.
Conclusión: dormir mal afecta negativamente al equilibrio hormonal, al apetito, al metabolismo y al comportamiento alimenticio, lo que puede conducir a un aumento de peso. Mantener una buena higiene del sueño y asegurarse de dormir lo suficiente son componentes clave para mantener un peso saludable y una buena salud general.
Imagen: Maddi Bazzocco en Unsplash
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