
Está comprobado que la vida sedentaria no es compatible con una buena salud. Tampoco durante la menopausia, periodo en el que la bajada del nivel de estrógenos conlleva cambios importantes en el organismo femenino. Cambios de humor, insomnio, cambios en la morfología corporal, sofocos, sequedad vaginal, bajada de la libido y problemas de memoria, son algunos de sus síntomas más frecuentes.
Los sofocos son uno de los síntomas más molestos de la menopausia. Alrededor de un 80% de las mujeres los padecen durante esta etapa, tanto de día como de noche. A su vez los sofocos están relacionados con el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares, que aumenta también con una vida sedentaria.
La Sociedad Norteamericana de la Menopausia, NAMS, ha publicado un estudio en el que se relaciona directamente la vida sedentaria con el aumento de padecer sofocos nocturnos. En el estudio de la ANMS se ha observado la influencia de la vida sedentaria en mujeres en diferentes etapas del climaterio, y se ha comprobado que de forma objetiva, a mayor vida sedentaria aumenta la posibilidad de tener sofocos nocturnos.
El estudio ayuda a reconocer los factores de riesgo que desencadenan los sofocos nocturnos, por lo que se pueden paliar o evitar tomando las medidas pertinentes.
Ocurre que a mayor edad, más cansancio y menos ganas de hacer ejercicio. Si la vida sedentaria se instala en la rutina diaria se complica el estado físico y la salud, por lo que, sabiendo las consecuencias que tiene, es necesario tomar medidas y dedicar el tiempo y las energías necesarias a realizar ejercicio a diario, sin olvidar la importancia de seguir una dieta saludable.
Imagen: Quino Al
Dejar una contestacion