
A pesar de que la menopausia se relaciona habitualmente con sofocos, sudores o aumento de peso, la hipertensión arterial también es uno de sus síntomas, eso sí silencioso y por ello más peligroso. La hipertensión arterial produce dolor de cabeza, opresión en el pecho, insomnio o retención de líquidos, que también se dan en la menopausia. Por eso es frecuente que puedan confundirse los síntomas y al retrasar su diagnóstico, se retrase también su tratamiento.
Los cambios en la tensión arterial aparecen en la etapa de envejecimiento, que coincide con la menopausia, y se agravan con el aumento de peso, cambios en el estilo de vida o si hay algún factor de riesgo cardiovascular. Según un estudio de N. Martell Claros, M.D. Ruiz Fernández y F. Vivas Toro, durante esta etapa aumenta el riesgo de tener hipertensión arterial, por la bajada de nivel de estrógenos. En cambio, los estudios aseguran que el tratamiento hormonal sustitutivo ni incrementa ni agrava la existente, aunque sí hay evidencias de que aumenta el colesterol y los triglicéridos. Se recomienda, en cualquier caso, que se controle periódicamente la tensión arterial.
Los estrógenos permiten el buen funcionamiento del sistema cardiovascular, y al bajar su nivel en la menopausia, se produce el envejecimiento vascular y el riesgo de padecer algún problema aumenta en las mujeres entre los 50-70 años. Por eso es recomendable cualquier situación que provoque un problema cardiovascular que puede aparecer ya durante el embarazo y después, en la menopausia.
La bajada en el nivel de estrógenos durante la menopausia suele traer consigo un aumento de peso y grasa corporal, de la presión arterial que se vuelve más sensible a la sal en la dieta, que a su vez incrementa la presión arterial.
Para prevenir el aumento de la presión arterial antes y durante la menopausia, lo mejor es llevar un estilo de vida saludable, que incluya:
- Una dieta equilibrada con alimentos saludables, que elimine procesados y sal de la dieta
- Eliminar el tabaco y reducir el alcohol
- Hacer ejercicio moderado todos los días de la semana
- Mantener un peso adecuado
- Controlar el estrés
Una persona hipertensa debe cuidar especialmente su dieta, restringiendo la ingesta de sodio y previniendo el aumento de peso y la obesidad. El ejercicio físico, nuevamente, es un buen aliado para reducir el riesgo cardiovascular y la descalcificación del hueso.
Imagen: Evelyn Mostrom
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