
Las hormonas están presentes en todas las etapas de la vida de la mujer. Aunque se producen picos en algunos momentos del ciclo menstrual y durante el embarazo, se mantienen más o menos estables durante el periodo fértil de la mujer. Después, el nivel de estrógenos va descendiendo durante el climaterio, hasta llegar a la menopausia, cuando se reducen al mínimo.
La aromatasa es la enzima que produce los estrógenos, que además de los caracteres secundarios, regulan el colesterol, bajando el nivel del malo y aumentando el del bueno, manteniendo una buena salud cardiovascular.
La presencia de estrógenos permite que el cerebro funcione correctamente y se mantenga la buena memoria.
Los estrógenos también influyen en la producción de colágeno, que está directamente relacionado con la salud y buen aspecto de la piel y de las articulaciones. Por eso en la menopausia, cuando disminuye el nivel de estrógenos, la piel se deshidrata y se vuelve menos elástica y las articulaciones se resienten.
Llevar una dieta poco equilibrada, comer en exceso y aumentar de peso hace que se segreguen estrógenos de forma desequilibrada. El exceso de grasa también hace que se produzcan más, con lo que aumenta el riesgo de padecer cáncer de mama, útero y ovarios y también de tener miomas, tumores benignos que salen en el útero.
A partir de los 35-40 años los niveles de estrógenos comienzan a bajar durante el climaterio y al llegar a la menopausia se reducen al mínimo. En este momento los huesos se vuelven frágiles y hay riesgo de padecer osteoporosis y tener fracturas.
También se ve afectado el sistema nervioso por la bajada del nivel de estrógeno. Durante la menopausia se producen cambios de humor e irritabilidad y baja la libido, con lo que las relaciones sexuales se ven afectadas, y se pueden volver dolorosas debido a la sequedad vaginal.
Durante la menopausia se producen cambios en la forma en la distribución de la grasa del cuerpo, que se acumula en la cintura y el abdomen.
Cuando la cantidad de estrógenos está equilibrada en el organismo, la salud es perfecta. En el momento en el que hay desajustes aparecen los problemas.
Tomando o evitando los alimentos que contienen aromatasa se puede activar o evitar la producción de estrógenos.
Alimentos que inhiben la producción de estrógenos
Té verde, canela, pasiflora y regaliz. Frenan la acción de la aromatasa y por ello menos estrógenos
Semillas de sésamo, lino y chía. Contienen lignanos, una clase de fitoestrógenos que limita la actividad de la aromatasa. Además, el lino y la chía son ricos en Omega-3, sustancia antiinflamatoria.
Frutos rojos. También intervienen en la formación de la aromatasa y son antioxidantes.
Uvas negras. Son ricas en flavonoides, que disminuyen la producción de aromatasa.
Coles, brócoli y chucrut. Estas crucíferas son ricas en sustancias como sulforafano, que inhiben la creación de aromatasa.
Cebollas, ajos, puerros y trigo sarraceno. Son ricas en quercitina, un antioxidantes que reduce la actividad de la aromatasa.
Champiñones. Contienen una sustancia que limita la actividad de la aromatasa.
Cacao puro. Regula la producción de estrógenos y además es antioxidante.
Alimentos que aumentan el nivel de estrógenos
Soja y legumbres. Ricos en fitoestrógenos que aumentan el nivel de estrógenos del organismo.
Azúcar, edulcorantes y bebidas azucaradas. Aumentan el nivel de glucosa en sangre y producen desequilibrios hormonales.
Trigo y derivados, avena. Elevan bruscamente el nivel de azúcar en la sangre.
Legumbres. Con alto contenido en fitoestrógenos
Leche de vaca. Produce un aumento de estrógenos y de insulina.
Café y alcohol. Impiden la correcta depuración del hígado.
Carne roja. Consumida en exceso produce una subida del nivel de estrógenos.
Limón, naranja, manzana, apio, cebolla, pimientos y perejil. Tienen alto contenido en isoflavonas, los fitoestrógenos más importantes.
Imagen: @shutters_guild
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