
La progesterona es una hormona sexual encargada de desarrollar los caracteres sexuales secundarios de las mujeres que empieza a producirse durante la pubertad, tras la primera regla. Desde ese momento, se producirá en todas las menstruaciones y poco a poco irá disminuyendo su nivel de producción, hasta que la mujer llegue a la menopausia.
La progesterona es fundamental durante el embarazo porque se encarga de proporcionar proteínas que ayudan al desarrollo del embrión a través del endometrio, hasta la décima semana de gestación cuando se proporcionará esta nutrición mediante la placenta. También juega un importante papel en la lactancia ya que gracias a la progesterona los pechos se preparan para producir leche y amamantar al bebé. Los hombres también tienen progesterona, aunque en mucha menor cantidad.
La progesterona ayuda a construir hueso nuevo, por lo que durante la menopausia cuando además desciende el nivel de estrógenos encargados de mantener la salud del existente, la salud ósea puede verse muy afectada.
La progesterona también tiene otras funciones al margen de la función sexual. Es eficaz contra la depresión y la ansiedad, ya que interviene de forma directa en los receptores GABA, protege contra el cáncer de pecho y mantiene el nivel de azúcar en sangre en el punto adecuado.
La progesterona puede tomarse de forma artificial para solucionar algunos problemas, ocasionados por la menopausia, a través de inyecciones, geles, supositorios o de forma oral. Su consumo puede producir desde dolores de cabeza, mareos, náuseas, somnolencia y retención de líquidos doloroso, sobre todo en el pecho.
Además, la progesterona se encarga de equilibrar los niveles de estrógenos. Cuando el nivel de progesterona es muy bajo respecto al de estrógenos, se produce la dominancia estrogénica, cuyos síntomas más habituales son cansancio, insomnio, cambios de humor, ansiedad y estrés, dolores de cabeza, retención de líquidos y sensibilidad en el pecho.
La progesterona y los estrógenos van disminuyendo su presencia en el organismo por pura adaptación, ya que dejan de ser necesarios cuando llega la menopausia, ya que el cuerpo deja de necesitar ser fértil. Por su intervención en otros procesos es lógico que su disminución en el organismo se note. En todo caso debe ser el especialista el que decida si se debe tomar progesterona de forma artificial para paliar alguno de los síntomas de la menopausia, nunca debe ser una decisión propia.
Imagen: Cheron James
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