
Cuando entramos en la etapa de la menopausia es normal prestar un poco más de atención a lo que comemos: tendemos a ganar peso más fácilmente, principalmente debido a la ralentización de nuestro metabolismo por las fluctuaciones de los niveles hormonales a los que estamos sometidas.
Además, en esta etapa de nuestras vidas, a medida que envejecemos, tendemos a descuidarnos más fácilmente, justificándonos detrás de la frase clásica:
«A mi edad puedo comer lo que me apetece, no voy a estar siempre a dieta para estar en forma.»
¡Nada más lejos de esa afirmación!
Cuidar la dieta y mantener nuestro bienestar físico es sumamente importante para nosotras por una serie de razones:
- para asegurar la salud de nuestro cuerpo, que necesita más atención, especialmente después de la menopausia.
- promover el bienestar mental, vernos en forma, sentirnos llenas de fuerza y energía, nos ayuda a estar a gusto con nosotras mismos y a superar el comienzo de esta nueva fase de nuestras vidas.
Por lo tanto, la atención que debemos prestar a las comidas que hacemos, variedad de alimentos, porciones y distribución de los mismos durante el día, es esencial.
Al mismo tiempo, no debemos cometer el error de embarcarnos en drásticas dietas, sin control alguno, de las que se comparten en cualquier revista o hace nuestra mejor amiga.
Puede producirnos problemas de salud al privarnos de los nutrientes correctos, y el resultado es que a menudo, en lugar de mejorar nuestro estado, se produce el efecto contrario.
La importancia del desayuno en la menopausia
El desayuno es sin duda alguna la comida más importante del día. Proporciona la cantidad adecuada de energía física y mental para iniciar nuestras actividades diarias de la mejor manera posible y llevarlas a cabo con el mejor talante.
Por lo tanto, es esencial tomar algún alimento después de despertar por la mañana. Si no es el caso, y estamos acostumbradas a hacerlo, es un nuevo hábito que debemos adquirir.
Es posible, sin embargo, que ninguno de los alimentos habituales, café, tostadas, mantequilla y mermelada sea de nuestro agrado. Pero es que eso nunca ha sido obligatorio, así es que es el momento de probar cosas diferentes, de encontrar nuestro desayuno ideal.
Lo que no hay que hacer de ninguna de las maneras es saltarse el desayuno, por inapetencia o pereza de probar cosas nuevas, y a mitad de mañana atiborrarse con cualquier cosa, generalmente muy calórica, para aguantar hasta la hora de la comida.
Si queremos implantar unos hábitos alimenticios saludables que nos ayuden en esta etapa de la menopausia, lo primero es empezar por un desayuno ligero, sabroso y equilibrado.
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