Transtornos temporomandibulares y menopausia

En ocasiones se pueden aparecer ruidos indoloros en la zona mandibular que se aunque no sean habituales se pueden considerar normales. Sin embargo, los trastornos temporomandibulares se caracterizan por producir dolor y disfunción en la articulación de la mandíbula y en los músculos que la rodean.

Pueden ser trastornos de las articulaciones, de los músculos que se utilizan para masticar, y también se consideran así los dolores de cabeza que estos trastornos producen. Pueden darse de forma puntual o convertirse en algo continuo que acaba afectando a la salud de la persona que los padece. Este tipo de trastornos es dos veces más frecuente en las mujeres que en los hombres.

¿Qué síntomas tienen los trastornos temporomandibulares?

  • Aparece un dolor que se extiende a la cara, el cuello o los músculos de masticación y articulación de la mandíbula
  • El movimiento de la mandíbula se vuelve limitado o se llega a bloquear
  • Hay ruido además de dolor al articular la mandíbula para abrir o cerrar la boca
  • Zumbido en los oídos, mareos o pérdida de audición
  • Se producen cambios en el encaje entre los dientes superiores e inferiores

¿Qué produce los trastornos temporomandibulares?

No hay una causa clara, aunque la manera en que se percibe el dolor, los factores genéticos y el estrés, pueden influir. Lo que sí se ha comprobado es que es más frecuente en las mujeres, por lo que es posible que intervengan factores hormonales y nuevamente la menopausia puede influir en el dolor del trastorno temporomandibular.

La bajada del nivel de estrógenos durante la menopausia afecta al funcionamiento del todo el organismo femenino, desde los conocidos sofocos a problemas en los huesos o en la dentadura. No hay que alarmarse, pero si persiste alguno de los síntomas mencionados hay que acudir al médico. Lo más frecuente es que se trate de algo puntual por lo que se recomendará una dieta blanda, hacer ejercicios de estiramiento para relajar la zona e intentar corregir hábitos perjudiciales como apretar los dientes o tomar chicle. Si esto no es suficiente, el especialista será el que decida a qué otro tipo de tratamiento hay que recurrir.

El estrés es fuente habitual de problemas que se acaban somatizando, por lo que tomarse unos minutos para estirar el cuello, la espalda y soltar las mandíbulas puede ayudar a relajar estas zonas. Para evitar este tipo de trastornos es importante intentar no apretar las mandíbulas y los dientes, algo que ocurre con frecuencia de manera inconsciente. En ocasiones ya nos despertamos con la zona en tensión porque durante el sueño hemos dormido apretando la mandíbula. Así es que es necesario poner de nuestra parte para evitar en la medida de lo posible acumular tensión en la zona.

Sin ser alarmistas, ante cualquier dolor inusual y persistente en la zona mandibular es necesario consultar con el médico para descartar cualquier problema más grave.

Imagen: Allef Vinicius en Unsplash

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