
Uno de los síntomas más habituales y molestos de la menopausia es la sequedad vaginal. La bajada en el nivel de estrógenos hace que las paredes de la vagina se deshidraten y se vuelvan más finas. Esto produce irritación, escozor y dificultad para mantener relaciones sexuales, que pueden volverse dolorosas.
Aunque es uno de los síntomas más habituales de la menopausia, la sequedad vaginal también la padecen las mujeres que acaban de parir, por lactancia, por algunos tratamientos contra el cáncer, por el uso de anticonceptivos e incluso por el abuso de productos de higiene agresivos en la zona. La vagina se limpia ella sola y tiene un olor característico, lo que no significa que sea algo malo o que se tenga que eliminar con jabones, que acaban alterando el pH de la zona vaginal.
En cualquier caso, si las relaciones sexuales se vuelven incómodas o dolorosas hay que buscar una solución. Lo más adecuado es utilizar una crema hidratante vaginal, que al utilizarse de forma continuada, conseguirá mantener y mejorar la hidratación de la piel de la zona vaginal. Otra ayuda puede ser el uso de un lubricante, algo que se hace de forma puntual para evitar las molestias durante el acto sexual.
Tanto hidratantes vaginales como lubricantes se pueden comprar sin receta médica, aunque lo más aconsejable es acudir al ginecólogo cuando aparezca la sequedad vaginal, para que valore qué tratamiento hay que seguir, dependiendo del motivo de esa sequedad.
No hay que olvidar que la vida sexual es importante también durante la menopausia, y que por paradójico que parezca, practicar sexo con frecuencia es la mejor solución para la sequedad vaginal. Una buena salud sexual también ayuda a tener una buena calidad de vida durante la menopausia.
Imagen: Almos Bechtold en Unsplash
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