
La menopausia es una etapa natural en la vida femenina que marca el final de la menstruación y por lo tanto, la capacidad reproductiva. Durante este período, debido a la disminución de los niveles de hormonas como el estrógeno y la progesterona, es habitual experimentar síntomas como sofocos, sequedad vaginal, cambios en el estado de ánimo y problemas para dormir, entre otros.
La terapia de reemplazo hormonal (TRH) es un tratamiento comúnmente utilizado para aliviar estos síntomas, que suele consistir en la administración de estrógeno, progesterona o una combinación de ambas hormonas. Sin embargo, hay cierta controversia y preocupación en torno al uso de la terapia hormonal debido a que algunos estudios estudios han relacionado su uso a largo plazo con posibles riesgos para la salud, como tener un mayor riesgo de enfermedad cardiovascular o cáncer de mama.
La «hormonofobia» en el contexto de la menopausia se refiere a un miedo o aversión hacia el uso de terapias hormonales para tratar los síntomas asociados con la menopausia.
La hormonofobia, el miedo o inseguridad del uso de terapia hormonal es debida a la información contradictoria o a la percepción de riesgos asociados. La decisión de decantarse o no por la terapia, debe basarse en una evaluación individual de riesgos y beneficios, así como en la orientación de profesionales de la salud. Las opciones de tratamiento pueden variar según las necesidades y la salud de cada mujer.
¿Cómo evitar la hormonofobia en la menopausia?
Perder el miedo al uso de terapias hormonales en la menopausia se puede abordar con mejor información y orientación médica personalizada.
La mujer que piense en la terapaia hormonal debe contar con una información precisa y actualizada y conocer sus beneficios y posibles riegos. Es la única manera de no fomentar los mitos y conceptos erróneos, ya bastante habituales en la menopausia, y tomar decisiones basadas en hechos.
El médico debe ser el orientador para cada mujer, nunca se trata de algo que se pueda tomar como automedicación, en función del historial médico y síntomas que presente la mujer menopáusica. No todas tienen los mismos síntomas ni en la misma intensidad. El médico debe evaluar los riesgos específicos de cada paciente y comentar con ella las opciones más adecuadas. El tratamiento siempre es personalizado y único, dependiendo de las características de cada una.
Hay que considerar también otras opciones que tal vez puedan ser igual de útiles sin necesidad de hormonación, como por ejemplo, el fezolinetant, eficaz contra los sofocos y sin hormonas.
Sea cual sea la alternativa elegida, debe haber un seguimiento por parte del médico para evaluzar la eficacia y seguridad del tratamiento que se ha elegido y si es preciso realizar los ajustes necesarios. Cualquier duda o cambio en los síntomas debe ser consultada con el especialista para su evaluación.
La participación activa de la paciente y la confianza con el médico son fundamentales para perder el miedo a la terapia hormonal y poder encontrar abordar la mejor solución para cada mujer.
Foto de Adam Winger en Unsplash
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